Si con la llegada del buen tiempo estás organizando una escapadita a San Sebastián, lo primero que has de tener en cuenta es que los hoteles en San Sebastián abundan, pero suelen estar bastante solicitados y sus precios pueden sorprenderte. No obstante, encontrar hoteles baratos en San Sebastián no es tampoco misión imposible.
Para un fin de semana romántico, te aconsejamos que te alojes bien frente a la playa de la Concha, donde se encuentra el famoso Hotel Londres, o bien frente a la desembocadura del río Urumea, con sus elegantes puentes tendidos sobre sus corrientes y mareas, donde se encuentra el María Cristina. Huelga decir que ambos son de lo más caro de la ciudad. No obstante, entre ellos –tanto a nivel geográfico como económico- encontrarás la zona del ensanche y la zona del casco viejo, donde podrás dar con hotelitos y pensiones más modestos. La zona antigua es especialmente recomendable si viajas con amigos, ya que estás a un paso de las calles más animadas de la ciudad; tanto para el picoteo como para el copeo. Además, en el casco viejo encontrarás también numerosas pensiones y albergues a buen precio.
Si por el contrario buscas una zona más tranquila y no demasiado alejada del centro, nuestra recomendación es que te busques algo por el barrio de Gros, al otro lado del río y muy próximo de la Zurriola (la playa de los surfistas por excelencia). Esta última zona quizás es la óptima en cuanto a calidad-precio, ya que los precios son más bajos que en el ensanche, y a su vez, sus calles son más despejadas y tranquilas.
Cada zona de San Sebastián tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Todo depende de lo que busques. Si es un viaje romántico quizás te interese más una zona tranquila y con buenas vistas. Si es un viaje con amigos quizás te interese más estar en el casco antiguo, cerca de la fiesta. Y si es un viaje en familia, la cercanía a la playa de la Concha o la Zurriola puede ser lo más conveniente.
Los principales atractivos de los hoteles en San Sebastián son sus playas, cada una con su encanto particular; sus paisajes, con el Monte del Igueldo y de Urgull custodiando la bahía; y su rica arquitectura de la Belle Époque, que dota de ligereza y elegancia al centro de la metrópolis.